domingo, 8 de octubre de 2017

1. LECTURA, CONTEXTUALIZACIÓN Y LOCALIZACIÓN

     Lo más importante es empezar por leer el texto detenidamente; hacerlo varias veces para asegurarnos de comprenderlo completamente. Estamos hablando de textos cortos; cuando se trata de textos muy largos, se deben releer aquellos pasajes que no comprendemos enteramente y sólo seguir adelante cuando nuestro entendimiento los tenga suficientemente aclarados. No obstante, muchos pasajes de un texto sólo se hacen comprensibles más adelante, por lo que si definitivamente no podemos entender algo en su momento, seguramente lo vamos a lograr al avanzar en la lectura.  
     Para que dicha lectura sea comprensiva no podemos dejar ninguna palabra sin conocer su verdadero significado. Desconocer o no tener una idea clara y acertada del significado de una palabra puede llevarnos a tergiversar el verdadero sentido del texto, lo que fácilmente nos puede ocurrir  porque suponemos que ya conocemos el auténtico concepto de ésta, tal vez debido a que la encontramos con  frecuencia, sin percatarnos de que sólo tenemos una idea vaga, cuando no equivocada,  de su verdadera representación.
     Sobra sugerir que es indispensable el acompañamiento de un diccionario físico o de un dispositivo electrónico con conexión a Internet, porque para contextualizar y localizar la obra y su autor requerimos acceso a múltiples fuentes de información.
     Contextualizar se refiere principalmente a ubicar una obra en el espacio social, cultural, histórico e incluso lingüístico que acontecía entorno a ésta y su autor; ambiente único e irrepetible y cuya influencia determina en gran medida el carácter de ambos. Por lo tanto, ni obra ni autor pueden ser aislados, para efectos del posterior análisis, de los fenómenos que ocurrían a su alrededor.
     Vale la pena citar el siguiente ejemplo para mostrar la importancia de la contextualización adecuada de un texto:
     En 1804, el magnífico poeta romántico inglés, William Wordsworth (1770-1850) escribió  su famoso poema  The Daffodils (Los Narcisos), también conocido como “I wander lonely as a cloud” (“Erraba solitario como una nube”).  En el tercer verso de la cuarta estrofa del poema se lee: “A poet could not but be gay”. Independientemente de lo que Wordsworth pensaba al escribir el poema, si descontextualizamos este texto del entorno lingüístico y cultural de su tiempo, hoy le daríamos una interpretación que no tenía por aquel entonces, porque  gay  podía entenderse como alguien alegre, jovial,  libertino, licencioso, pero no homosexual. Incluso, hay que tener cuidado para evitar malas interpretaciones, pues al momento de someter un texto a los traductores en línea, estos nos pueden inducir a error: “A poet could not but be gay”, el traductor  automático lo traduce: “Un poeta no podía dejar de ser gay”.
     Cuando lo que se pretende es trabajar un fragmento de una obra, entonces hablamos de localizar  dicho fragmento ó parte respecto del resto de la obra, porque todas sus partes están interconectadas y ninguna se puede comprender si se separa del conjunto al cual pertenece, es decir, de la obra como un todo.
     Estas consultas sobre el significado de las palabras, el léxico usado en el texto; la ubicación histórica, social y cultural del texto y su autor; la localización de un fragmento, párrafo, verso ó capítulo respecto al conjunto de la obra, enriquecen notablemente la lectura y la hacen más entretenida e interesante porque le confieren el carácter de una investigación forense donde hasta el último detalle cuenta. Muchos pensarán que así la lectura se hace muy lenta. Tal vez, pero ¿cuál es el afán? Se trata de una lectura  pausada  y de deleite en las palabras y en el estilo del autor y su época; una lectura en profundidad. Rumiar sobre el sentido del texto, nos sugiere Nietzsche.
     Esta primera pauta nos introduce fundamentalmente en la comprensión  del sentido literal del texto, el cual, como ya lo mencionamos en otro artículo, es su primer nivel de significado. No nos interesa aquí realizar ningún tipo de interpretación. Para efectos de la comprensión puede ser benéfico aventurar hipótesis y predicciones; éstas se nos vienen a la mente incluso de forma inconsciente, pero deben permanecer  por el momento como lo que son: conjeturas.
¡Hasta pronto!

Fuentes:
     Fernando Lázaro Carreter y Evaristo Correa C. Cómo se comenta un texto literario. Madrid, Ed. Cátedra, 2008. 38ª.ed.

     Umberto Eco, Los límites de la interpretación. Bogotá, Ed. Random House Mondadori, 2013.

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