Recordemos que la forma la constituyen las palabras y el entramado gramatical del
texto, es decir, el lenguaje mediante el
cual el autor expresa el tema.
Esto reitera el vínculo indisoluble que une el tema y la forma, como el
existente entre el significado y su
significante (signo).
Pero a esta relación de necesidad que
vincula el tema con la expresión
formal del texto la regula, según el profesor Lázaro Carreter, un “principio fundamental”, de acuerdo al cual
el tema no sólo debe estar presente en todos y cada uno de los aspectos
formales del texto, en sus palabras y expresiones gramaticales, sino que
además, y esencialmente, debe ser un factor determinante de los aspectos o
rasgos característicos de éste.
Palabra a palabra, frases a frase, párrafo a párrafo, el
análisis del texto a partir del “principio fundamental”, y según el cual el tema debe estar no sólo presente sino además ser el principal elemento determinante del texto, hace de este cuarto nivel el paso
más importante del ejercicio analítico total de una obra.
Así pues, si hemos identificado correctamente
el tema, como vimos en el artículo
titulado: 2. Obtención del Tema a Partir
del Fondo y la Forma, el análisis interpretativo está en el camino
correcto.
Vamos a proceder a la verificación del
“principio fundamental” en el ya citado cuento de Wilde identificando el tema en cada uno de los apartados en los que hemos dividido
dicho texto, lo cual nos permitirá, simultáneamente, analizar y comentar sus rasgos formales a la luz del tema.
El tema:
el poder de atracción individual y el
dominio colectivo.
Los
apartados:
Apartado 1 (Planteamiento):
“Había
una vez un imán y en el vecindario vivían unas limaduras de acero. Un día, a 2
limaduras se les ocurrió bruscamente visitar al imán…”
En
este primer apartado Wilde nos introduce en el cuento de la manera como casi siempre
empiezan los cuentos infantiles clásicos: “Había una vez…”; expresión
literaria que es un lugar común del cuento, en cuyo argumento temático se pretende
brindar una lección de carácter ético, moral ó sociológico a través de las
vicisitudes de sus personajes.
En este par de frases iniciales se puede ver el planteamiento formal del tema que, por supuesto, sólo a estas alturas del análisis se nos hace evidente. El imán y las limaduras encarnan los personajes protagónicos que cumplen el rol individual y colectivo respectivamente exigido por el tema. El imán, por su naturaleza, posee un poder magnético, que comienza a manifestarse inadvertidamente sobre las limaduras: “Un día, a dos limaduras se les ocurrió bruscamente visitar al imán…” Aquí el poder de atracción nos es manifiesto como una simple aunque brusca ocurrencia.
En este par de frases iniciales se puede ver el planteamiento formal del tema que, por supuesto, sólo a estas alturas del análisis se nos hace evidente. El imán y las limaduras encarnan los personajes protagónicos que cumplen el rol individual y colectivo respectivamente exigido por el tema. El imán, por su naturaleza, posee un poder magnético, que comienza a manifestarse inadvertidamente sobre las limaduras: “Un día, a dos limaduras se les ocurrió bruscamente visitar al imán…” Aquí el poder de atracción nos es manifiesto como una simple aunque brusca ocurrencia.
Apartado 2 (Nudo):
“…y empezaron a hablar de lo
agradable que sería esta visita. Otras limaduras cercanas sorprendieron la
conversación y las embargó el mismo deseo. Se agregaron otras y al fin todas
las limaduras empezaron a discutir el asunto y gradualmente el vago deseo se
transformó en impulso. ¿Por qué no ir hoy?, dijeron algunas, pero otras
opinaron que sería mejor esperar hasta el día siguiente. Mientras tanto, sin
advertirlo, habían ido acercándose al imán, que estaba muy tranquilo, como si
no se diera cuenta de nada.”
En
este segundo apartado, que constituye el nudo del relato, podemos observar como
el poder de atracción del imán se
extiende gradual pero inexorablemente a todas las limaduras
hasta convertirse en apremio. Observemos
que el texto expresa de forma delicada, pero también deliberadamente este
aumento gradual del influjo magnético: partiendo de “lo agradable que sería esta
visita”, pasa luego por un “vago deseo” que las embarga y finaliza
transformado en impulso. Y aunque
algunas limaduras se resistían, la fuerza de atracción emanada por el imán las acercaba
a él poco a poco, a todas por igual sin que éstas se dieran cuenta.
Apartado 3 (Clímax):
“Así prosiguieron discutiendo, siempre acercándose
al imán, y cuanto más hablaban, más fuerte era el impulso, hasta que las más
impacientes declararon que irían ese mismo día, hicieran lo que hicieran las
otras. Se oyó decir a algunas que su deber era visitar al imán y que hacía ya
tiempo que le debían esa visita. Mientras hablaban, seguían inconscientemente
acercándose.
Al fin, prevalecieron las impacientes, y
en un impulso irresistible, la comunidad entera gritó:
-Inútil esperar. Iremos hoy. Iremos ahora.
Iremos en el acto”.
Este tercer apartado
constituye un verdadero clímax en el desarrollo y exposición del tema. Ya desde
el apartado anterior vemos una estrecha relación entre el diálogo y discusión de las limaduras
por la visita al imán y la manifestación del aumento gradual del influjo
magnético sobre éstas. Aquí se expresa claramente la evidente influencia que el imán ejerce sobre las limaduras a
través del diálogo entre ellas: “Así
prosiguieron discutiendo, siempre acercándose al imán, y cuanto más hablaban,
más fuerte era el impulso,…”
Ahora el impulso generado por el poder de
atracción individual del imán se traduce a través del diálogo de las limaduras
en impaciencia, en deber y en la declarada resolución, de algunas de ellas, de
visitarlo cuanto antes, la cual se convierte en un elemento adicional que
potencializa la fuerza de atracción presente “en un impulso irresistible” para toda la comunidad. Ya en este
punto, el influjo abraza totalmente la supuesta decisión colectiva: “-Inútil esperar. Iremos hoy. Iremos ahora.
Iremos en el acto”.
Apartado 4 (Desenlace):
“La
masa unánime se precipitó y quedó pegada al imán por todos lados. El imán
sonrió, porque las limaduras de acero estaban convencidas de que su visita era
voluntaria.”
Ya Wilde no habla de dos
limaduras o de varias limaduras atraídas por el imán. Ahora denomina como masa a ese colectivo o comunidad;
conglomerado inconsciente e irracional de individuos sometida a un fuerte poder de atracción individual, al
que sigue o se dirige, tan enajenada que es incapaz de reconocer el
determinante influjo global sobre la supuesta decisión individual de sus
miembros.
Conforme al “principio fundamental”,
observemos, una vez más, que el tema no solo está presente a lo largo de todo
el texto y sus apartados, sino que
determina sus rasgos formales, tanto semánticos y sintácticos como gramaticales.
Hasta pronto!
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