lunes, 25 de septiembre de 2017

¿QUÉ ES Y PARA QUÉ LEER?

        El proceso de interacción entre el lector y el texto, mediante el cual el lector busca encontrar respuestas a sus necesidades intelectuales en la exploración y procesamiento del texto, es la respuesta a la pregunta: ¿Qué es leer?
     Por lo tanto, siempre leer es leer para un fin, para alcanzar un objetivo. De esto último se puede deducir que, las diferentes interpretaciones que varios lectores puedan dar a un texto común e idéntico dependen del objetivo previo que cada uno se haya fijado y por esa causa es que obtienen diferente información.
     Queremos aclarar que el protagonismo que, en los artículos anteriores, le hemos dado al papel desempeñado por el lector como constructor del significado del texto, no pretende menospreciar el trabajo creativo del autor y el sentido que éste le dio a su obra. Lo que sucede es que el lector puede ir más allá valiéndose  del significado literal del texto, de sus conocimientos previos y de los objetivos que motivan su lectura.
     Hasta aquí tendríamos claro qué es leer y para qué leer. No obstante, la respuesta a estos interrogantes sólo se puede alcanzar en su verdadera y justa dimensión cuando somos conscientes de que hay que tomar posición respecto a lo que leemos. Es decir, leer es leer desde un punto de vista, desde una “perspectiva”.
     De la misma forma  en que nos detenemos en un lugar para contemplar detalladamente un bello paisaje, la lectura, como ejercicio de construcción interpretativa, debemos realizarla desde una pregunta, una duda, una sospecha, una búsqueda, un problema, en fin…, desde nuestras necesidades intelectuales, emocionales y sentimentales.
     A veces conscientemente, otras de forma inconsciente, pero de ninguna forma por mera casualidad, leemos a la luz de nuestras diversas inquietudes existenciales, lo cual nos  guía, mediante el texto, a encontrar las respuestas que estamos buscando en el mejor lugar que puede haber: nosotros mismos.
     Así, con la misma actitud expectante que interrogamos el “I Ching” debemos leer. No hay adivino, profeta, pitonisa, naipe, carta astral ó zodiaco que como oráculo responda mejor a nuestras preguntas que los buenos libros.

      ¡Hasta pronto!

Fuentes:
     Estanislao Zuleta, Ensayos Selectos. Medellín, Ediciones Autores Antioqueños, 1992. Vol. 76.
     Isabel Solé. Estrategias de lectura. Barcelona, Ed. Graó, 2002. 13ª. ed.

sábado, 9 de septiembre de 2017

COMPRENDER LOS SIGNIFICANTES PARA HALLAR EL SIGNIFICADO

     En general, no hay obras fáciles; todas tienen un mayor o menor grado de dificultad, inicialmente comprensiva y finalmente interpretativa. En sortear esas dificultades consiste justamente el trabajo que nos exige el texto si queremos sacar a la luz su significado oculto.
     Los grandes autores manejan en sus obras lenguajes complejos, a veces oscuros, a veces claros, a veces exasperantemente impenetrables y en otras ocasiones capciosamente accesibles y aparentemente ingenuos, pero no por ello menos profundos. En cualquier caso nos retan a que descifremos, como buenos lectores, el código implícito puesto por ellos, consciente e inconscientemente, en sus textos.
     Ninguna buena escritura, ningún escritor creativo y original se puede entender si se lee con facilidad; si los leemos con facilidad es porque no estamos entendiendo, asevera Estanislao Zuleta.
     Pero este entendimiento sólo lo podemos alcanzar si tenemos un diálogo, que si bien se debe iniciar con el autor, tiene que extenderse al texto mismo, que siempre nos dice más de lo que el escritor dijo y quiso decir.
      Así parezca obvio, no podemos perder de vista que para poder interpretar adecuadamente cualquier texto es necesario empezar por comprender el sentido literal de éste, el cual es su primer nivel de significado. Nivel que, en el caso de muchas obras, alcanzarlo ya es todo un reto, incluso para buenos lectores.
     Para poder asimilar un texto y tener un mapa mental claro de éste es necesario leerlo, releerlo, pensarlo, volverlo a leer, volverlo a pensar y así hasta que lo interioricemos y lo experimentemos como propio.
     Porque en propio se debe convertir un texto cuyo código finalmente hemos descifrado e interpretado, fundando así un nuevo discurso. No el discurso literal del autor. Ese ya está ahí y, por supuesto, tiene un importante mensaje que tiene que ser la base comprensiva y guía de cualquier tipo de interpretación que se haga de él, porque, como afirma Umberto Eco: un texto puede tener múltiples interpretaciones, pero no todas son válidas ni acertadas.
     Aún así, es a la intención lectora, es decir, al discurso interpretativo y crítico que como lectores elaboramos, al que ahora le queremos dar relevancia por sobre la  intención del autor y la intención de la obra, con el fin de estimular el ejercicio interpretativo por parte del lector.
     Así conozcamos ya la trama y hasta el desenlace final de la obra, lo que verdaderamente importa es la nueva y original interpretación nuestra, que así no sea la mejor ni la más válida, le confiere un significado único, el que podemos ver en él, el nuestro: “Los libros -nos dice Umberto Eco en “El Nombre de la Rosa”- no se han hecho para que creamos lo que dicen, sino para que los analicemos. Cuando cogemos un libro, no debemos preguntarnos qué dice, sino qué quiere decir,…”
     El siguiente aforismo de Lichtenberg resume perfectamente el presente artículo y nos invita a aventurar más de una interpretación a partir de su primer nivel de comprensión del significado:
     “…un texto es sólo un picnic en el que el autor pone las palabras y los lectores el sentido.”
     ¡Hasta pronto!

Fuentes:
     Estanislao Zuleta, Ensayos Selectos. Medellín, Ediciones Autores Antioqueños, 1992. Vol. 76.
     Umberto Eco, El Nombre de la Rosa. Bogotá, Círculo de Lectores, 1980.

     Umberto Eco, Los límites de la interpretación. Bogotá, Ed. Random House Mondadori, 2013 

4. ANÁLISIS DE LA FORMA PARTIENDO DEL TEMA

     Recordemos que la forma la constituyen las palabras y el entramado gramatical del texto, es decir, el lenguaje mediante el   cual ...